Siendo el viajar mi mayor afición, pocos defectos puedo sacarle, aunque desgraciadamente uno de ellos son las inevitables comparaciones con tu país de origen, España, y en el tema que quiero tocar hoy nos llevan años (o décadas) de ventaja.
Como muchos de vosotros ya sabéis, una de las experiencias que marcaron un antes y un después en mi vida fue mi estancia en la nación de los kilts, los vikingos, los monstruos mitológicos y los héroes históricos como William Wallace. De ellos aprendí muchísimo, y no solo de su lengua, que era mi principal objetivo (el inglés, aquel gran desconocido para los españoles...) sino también de sus costumbres, su civismo, su organización y orden social y su concepción de "gran familia" donde el respeto es lo que impera. Simples gestos que para ellos forman parte del día a día, yo los percibía como una nueva tarea más que singular: agradecer al chófer del autobús el agradable viaje tras abandonar el vehículo, ceder el paso y, en caso de que alguien tenga intención de salir por la misma puerta (aunque esté a 200 metros, lo que acaba siendo bastante coñazo) esperar con ésta abierta invitando a pasar, hacer del "please" y "thanks" los vocablos más utilizados del idioma anglosajón, sustituir el "quiero un café con leche" por un cortés "I would like to take a cup of coffee, PLEASE", agradecer incluso al vendedor ambulante o acompañar el "no" de un "sorry" para suavizar la situación en vez del típico rechazo español acompañado de un gesto arrogante que solo refleja un desprecio injustificable hacia aquel que no ha gozado de las mismas oportunidades.
En un primer momento, esta actitud me parecía un juego algo bobo que al fin y al cabo resultaba una tonta pérdida de tiempo, sin embargo, cuando aprendes a convivir en el respeto y la cordialidad, las obligaciones diarias se hacen más amenas. Que los desconocidos te reciban con una sonrisa y se preocupen por tu comodidad allí adonde vayas, que por mucha prisa que tengan siempre se paren en el paso de peatones y no debas jugarte la vida para llegar al otro lado de la calle, que no te encuentres ni un solo papel (y mucho menos un excremento de perro o un chicle) y traten la calle con la misma delicadeza que de puertas adentro dice mucho de una sociedad en la que lo común cobra más importancia que lo propio, y es que se basan en una percepción tan lógica como el pensar que tú vas a vivir mejor sabiendo que tus vecinos también se sienten a gusto. ¿A quién le gustaría tener una gran mansión con su piscina y todo tipo de lujos en Burkina Faso? Probablemente algunos no lo pensarían dos veces, pero no creo que sea agrado de nadie salir a comprar el pan y encontrarse a niños pidiendo algo para meterse en la boca, familias viviendo en la puerta de tu casa, gente enferma buscando desesperadamente a quien los atienda, etc. Sé que este ejemplo es bastante drástico, pero puede servir como método para entender aquella filosofía de "dime qué siembras y te diré qué recoges", tan bien implantada en los países nórdicos.
Para finalizar este post, propongo sembrar un poquito de respeto y así ver en un futuro los primeros brotes verdes de una tierra árida por falta de civismo.
domingo, 26 de abril de 2015
viernes, 24 de abril de 2015
Aulago, un pueblo anclado en el pasado
Fanáticos de la naturaleza perfumada de tomillo, de la tranquilidad hasta el punto de perder la cobertura, de las comidas tradicionales ideales para entrar en calor y de las casas rurales de muros de piedra y grandes chimeneas, este es vuestro post, un post que abre una nueva categoría para todos aquellos interesados en conocer un poco más la provincia de Almería, refugio de pequeños pueblos aislados entre el caprichoso relieve escarpado de nuestras sierras; de calas insólitas y vírgenes que mantienen un estrecho contacto con gran variedad de aves, peces a cual más colorido, corales y pitas, principales nativos de una tierra aún no invadida por el ladrillo; y de grandes monumentos que marcan la historia de una ciudad caracterizada por la mezcla cultural y la convivencia religiosa.
Y es Aulago el pueblo que mejor retrata la tradición y cultura de la España profunda, con fiestas centenarias que, año tras año, se celebran de forma sagrada. A decir, las procesiones de Semana Santa que conviven con el vandalismo característico de la "Noche de los Huesos" (a la que dedicaré un post y así explicar todo el misterio que la rodea), las romerías por San Antonio que dan la bienvenida a la etapa estival y las celebraciones por San Francisco, que cubren al pueblo de un blanco embaucador cuyo fin es disimular las asperezas que el paso del tiempo no perdona.
Aunque la calle no solo se vive en fiestas, sino que es hogar de reuniones vecinales diarias. Cualquier excusa es válida con tal de pasar un buen rato al frescor de la brisa de las altas cumbres de los Filabres, sierra que alberga los gigantes ojos expectantes del espacio, el observatorio del Calar Alto, santuario de todo astrónomo.
Para finalizar este post, adjunto unas fotos que retratan a la perfección la esencia de este paraje anclado en el pasado.
Para más información:
http://www.gergal.net/anejos/aulago.html
Y es Aulago el pueblo que mejor retrata la tradición y cultura de la España profunda, con fiestas centenarias que, año tras año, se celebran de forma sagrada. A decir, las procesiones de Semana Santa que conviven con el vandalismo característico de la "Noche de los Huesos" (a la que dedicaré un post y así explicar todo el misterio que la rodea), las romerías por San Antonio que dan la bienvenida a la etapa estival y las celebraciones por San Francisco, que cubren al pueblo de un blanco embaucador cuyo fin es disimular las asperezas que el paso del tiempo no perdona.
Aunque la calle no solo se vive en fiestas, sino que es hogar de reuniones vecinales diarias. Cualquier excusa es válida con tal de pasar un buen rato al frescor de la brisa de las altas cumbres de los Filabres, sierra que alberga los gigantes ojos expectantes del espacio, el observatorio del Calar Alto, santuario de todo astrónomo.
Para finalizar este post, adjunto unas fotos que retratan a la perfección la esencia de este paraje anclado en el pasado.
Vista de Aulago desde el único acceso al pueblo |
Procesión de El Encuentro, Domingo de Ramos |
Vecina cocinando el plato típico de días lluviosos, migas, al calor de la chimenea |
Deberes del día a día |
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Sendero hacia el Dique |
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Dique de Aulago |
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Paso del invierno por Aulago |
Romería de San Antonio, Arroyo |
Arroyo |
Entrada del pueblo |
http://www.gergal.net/anejos/aulago.html
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Rincones de Almería,
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Ubicación:
04549 Aulago, Almería, España
lunes, 20 de abril de 2015
Economía ética
Como estudiante de economía, no resulta tarea complicada el descubrir por dónde pierde aguas nuestro grado, y uno de estas grietas es crear los valores necesarios más que indispensables para tomar las riendas del sistema económico de cualquier país.
¿Es el capitalismo el sistema ideal? A pesar del desarrollo obtenido en las últimas décadas, la realidad muestra que dicha evolución ha asentado sus bases en una excesiva competitividad entre países, regiones, empresas y, al fin y al cabo, individuos. No tacho la competitividad y superación como defecto del sistema, pero sí cuando éstas se interponen a valores fundamentales como el respeto, la honradez, la colaboración mutua, etc. Forma parte de nuestra rutina los malos roces entre compañeros de trabajo por conseguir un ascenso, el afán por rebasar al colega de clase por tal de un par de décimas o las discusiones entre propios hermanos por una simple herencia, que muy habitualmente acaban en situaciones más que indeseadas. La cuestión reside en si el capitalismo favorece el ansia de poder ante todo y todos, corrompiendo a la persona sincera y bondadosa y promocionando al pícaro (más que inteligente) que sabe sacar provecho de la condición humana y jugar sus cartas para asegurar el control sobre el resto.
Sin embargo, el hecho de que muchas empresas concurran exitosamente en el mercado en sintonía con el Estado de Bienestar, el respeto medioambiental y los derechos de los trabajadores, entre otros, confirma que, a falta de un sistema económico alternativo viable, el capitalismo permite actuar moralmente sin acabar en bancarrota.
Todo este razonamiento me lleva a preguntar si no sería primordial una asignatura cuyos fundamentos radicasen en la cooperación y apoyo mutuo como motores de empuje económico, que fomentase una actuación económica responsable para poner fin a la avaricia, principal "valor" humano. Nosotros, futuros economistas, quizá responsables del progreso de una nación o una gran empresa, deberíamos ser formados bajo dicha ética, mediante una asignatura, por ejemplo, llamada economía ética.
¿Es el capitalismo el sistema ideal? A pesar del desarrollo obtenido en las últimas décadas, la realidad muestra que dicha evolución ha asentado sus bases en una excesiva competitividad entre países, regiones, empresas y, al fin y al cabo, individuos. No tacho la competitividad y superación como defecto del sistema, pero sí cuando éstas se interponen a valores fundamentales como el respeto, la honradez, la colaboración mutua, etc. Forma parte de nuestra rutina los malos roces entre compañeros de trabajo por conseguir un ascenso, el afán por rebasar al colega de clase por tal de un par de décimas o las discusiones entre propios hermanos por una simple herencia, que muy habitualmente acaban en situaciones más que indeseadas. La cuestión reside en si el capitalismo favorece el ansia de poder ante todo y todos, corrompiendo a la persona sincera y bondadosa y promocionando al pícaro (más que inteligente) que sabe sacar provecho de la condición humana y jugar sus cartas para asegurar el control sobre el resto.
Sin embargo, el hecho de que muchas empresas concurran exitosamente en el mercado en sintonía con el Estado de Bienestar, el respeto medioambiental y los derechos de los trabajadores, entre otros, confirma que, a falta de un sistema económico alternativo viable, el capitalismo permite actuar moralmente sin acabar en bancarrota.
Todo este razonamiento me lleva a preguntar si no sería primordial una asignatura cuyos fundamentos radicasen en la cooperación y apoyo mutuo como motores de empuje económico, que fomentase una actuación económica responsable para poner fin a la avaricia, principal "valor" humano. Nosotros, futuros economistas, quizá responsables del progreso de una nación o una gran empresa, deberíamos ser formados bajo dicha ética, mediante una asignatura, por ejemplo, llamada economía ética.
domingo, 19 de abril de 2015
Los griegos son humanos, no cifras económicas
Hace un par de meses, cuando Grecia era portada de todos los periódicos y Tsipras el gran temor de la Eurozona, mostraba mi indignación ante la frialdad y la facilidad con la que muchas personas hablan sobre la crisis griega. Actualmente, la presión del FMI y la Troika sobre el país heleno sigue desgraciadamente a la orden del día, es por ello que quiero hacer un recordatorio de aquella crítica para volver a ser un poco más humanos y abandonar nuestro lado más "sistemático".
A veces abrir un periódico o escuchar hablar a ciertas personas es más doloroso que un buen puñetazo en la sien. Nos llena la boca decir con total soltura "hay que echar ya a los griegos de la UE, no producen nada" y yo me pregunto ¿Esa es excusa para dejar a 11 millones de personas navegar a la deriva? ¿En qué mundo vivimos si damos más importancia a los números que a las personas que están detrás de ellos? Parece mentira que vivamos en el siglo XXI, que reivindiquemos a gritos nuestras libertades y nos quejemos de la crisis de valores a la vez que desprestigiamos una nación de la que podemos aprender muchísimo de su cultura y sociedad.
El sistema económico, creado por y para el bienestar general, se está convirtiendo en nuestro opresor, causante del asfixie de pueblos enteros que ven como día a día, por poder pagar una deuda cuyos autores mejor no mencionemos, observan con impotencia cómo prestaciones tan básicas como el derecho a la sanidad o la educación están siendo aniquiladas. Y nosotros, los compatriotas europeos, vemos como solución echar a Grecia, que toda esa gente caiga en lo que podría ser un precipicio sin fin. ¿Nadie se da cuenta de que la deuda española es de un 97% del PIB? Harían falta AÑOS para pagar tal cuantía, años de recortes, años de empeoramiento de calidad de vida, y es oír a cualquier partido las palabras "reestructuración o condonación de la deuda" y echamos a temblar.
Somos HUMANOS no máquinas de producción y como tales debemos exigir que tanto la política como la economía luchen por unas prestaciones básicas y dignas dirigidas al ciudadano. No estamos al servicio de Merkel ni de los mercados, somos mucho más que eso. Valores como la humildad, la tolerancia, la humanidad, el respeto no tienen valor económico y son justo éstos los que debemos mostrar ahora más que nunca, arrimar el hombro a aquel que lo necesite porque mañana podemos estar nosotros en su lugar.
Con todo ello intento plasmar en palabras un grito de desesperación por recuperar todo lo que el sistema está erosionando sin prisa, pero sin pausa. Para hablar con criterio, empecemos a pensar un poco más en las personas y menos en los datos económicos, y esto lo dice un estudiante de economía.
A veces abrir un periódico o escuchar hablar a ciertas personas es más doloroso que un buen puñetazo en la sien. Nos llena la boca decir con total soltura "hay que echar ya a los griegos de la UE, no producen nada" y yo me pregunto ¿Esa es excusa para dejar a 11 millones de personas navegar a la deriva? ¿En qué mundo vivimos si damos más importancia a los números que a las personas que están detrás de ellos? Parece mentira que vivamos en el siglo XXI, que reivindiquemos a gritos nuestras libertades y nos quejemos de la crisis de valores a la vez que desprestigiamos una nación de la que podemos aprender muchísimo de su cultura y sociedad.
El sistema económico, creado por y para el bienestar general, se está convirtiendo en nuestro opresor, causante del asfixie de pueblos enteros que ven como día a día, por poder pagar una deuda cuyos autores mejor no mencionemos, observan con impotencia cómo prestaciones tan básicas como el derecho a la sanidad o la educación están siendo aniquiladas. Y nosotros, los compatriotas europeos, vemos como solución echar a Grecia, que toda esa gente caiga en lo que podría ser un precipicio sin fin. ¿Nadie se da cuenta de que la deuda española es de un 97% del PIB? Harían falta AÑOS para pagar tal cuantía, años de recortes, años de empeoramiento de calidad de vida, y es oír a cualquier partido las palabras "reestructuración o condonación de la deuda" y echamos a temblar.
Somos HUMANOS no máquinas de producción y como tales debemos exigir que tanto la política como la economía luchen por unas prestaciones básicas y dignas dirigidas al ciudadano. No estamos al servicio de Merkel ni de los mercados, somos mucho más que eso. Valores como la humildad, la tolerancia, la humanidad, el respeto no tienen valor económico y son justo éstos los que debemos mostrar ahora más que nunca, arrimar el hombro a aquel que lo necesite porque mañana podemos estar nosotros en su lugar.
Con todo ello intento plasmar en palabras un grito de desesperación por recuperar todo lo que el sistema está erosionando sin prisa, pero sin pausa. Para hablar con criterio, empecemos a pensar un poco más en las personas y menos en los datos económicos, y esto lo dice un estudiante de economía.
Últimas noticias sobre Grecia:
http://www.libremercado.com/2015-04-15/varufakis-se-reunira-con-uno-de-los-mayores-expertos-en-reestructuraciones-de-deuda-1276545635/Una introducción a mi yo
Si hay algo que verdaderamente me apasiona, es romper la rutina, cosa que hoy he cumplido adentrándome en el mundo bloguero. Tras varios meses rondándome la idea de crear una pequeña comunidad para canalizar todos mis pensamientos, experiencias y sucesos del día a día, llegué a la conclusión que no había mejor manera que con mi propio blog.
Medio economista frustrado, crítico en el ámbito socio-político e intento de trotamundos, resumen en pocas palabras aquello que me mueve a escribir y compartir cualquier vivencia, análisis personal u opinión que despierte la curiosidad por descubrir un poco más sobre mí, un pequeño hombre insignificante en este inmenso mundo pero con grandes ideas gestándose que espero lleguen a muchos lectores.
¿Y por qué un 16 de abril de 2015 me decidí a abrir este rinconcito en la gran red? La razón principal ha sido una simple charla, corta pero intensa, llena de motivación y fuerza para gritar al universo por qué luchamos y qué queremos conseguir. Y es que la felicidad se resume en esos momentos, en las conversaciones que hacen perder la noción del tiempo y te empujan a seguir un sueño, las canciones que desbordan tu interior de motivación y ganas de plasmar tus sentimientos en el papel, las profundas discusiones entre cervezas de imposibles conclusiones concretas, las reflexiones que nublan la vista y te trasladan a la exclusiva dimensión de la que solo tú tienes la llave, etcétera.
Por ello en mi primer post me gustaría agradecer a Gay de Liébana su pasión transmitida durante uno de esos discursos que sabes de antemano serán difíciles (por no decir imposibles) de olvidar. El gran economista de reconocimiento internacional, tras una visión realista y un tanto pesimista de la situación española actual, no pudo concluir de mejor manera que alentando a la juventud a que alzase la voz ante las injusticias acometidas... ¿y que mejor plataforma que nuestro aliado y a la vez enemigo Internet?
Dicho esto y sin mas rodeos, desearía despertar el interés de todas esas personas que, al igual que yo, se sienten a veces incomprendidas, ansiosas por ser escuchadas o simplemente quieran sacar provecho de ese gran don humano llamado comunicación, mostrando toda su creatividad y poder de crítica incalculable y juntos aportar nuestro granito de arena, quizá al cabo de los años, el germen de una gran montaña.
Medio economista frustrado, crítico en el ámbito socio-político e intento de trotamundos, resumen en pocas palabras aquello que me mueve a escribir y compartir cualquier vivencia, análisis personal u opinión que despierte la curiosidad por descubrir un poco más sobre mí, un pequeño hombre insignificante en este inmenso mundo pero con grandes ideas gestándose que espero lleguen a muchos lectores.
¿Y por qué un 16 de abril de 2015 me decidí a abrir este rinconcito en la gran red? La razón principal ha sido una simple charla, corta pero intensa, llena de motivación y fuerza para gritar al universo por qué luchamos y qué queremos conseguir. Y es que la felicidad se resume en esos momentos, en las conversaciones que hacen perder la noción del tiempo y te empujan a seguir un sueño, las canciones que desbordan tu interior de motivación y ganas de plasmar tus sentimientos en el papel, las profundas discusiones entre cervezas de imposibles conclusiones concretas, las reflexiones que nublan la vista y te trasladan a la exclusiva dimensión de la que solo tú tienes la llave, etcétera.
Por ello en mi primer post me gustaría agradecer a Gay de Liébana su pasión transmitida durante uno de esos discursos que sabes de antemano serán difíciles (por no decir imposibles) de olvidar. El gran economista de reconocimiento internacional, tras una visión realista y un tanto pesimista de la situación española actual, no pudo concluir de mejor manera que alentando a la juventud a que alzase la voz ante las injusticias acometidas... ¿y que mejor plataforma que nuestro aliado y a la vez enemigo Internet?
Dicho esto y sin mas rodeos, desearía despertar el interés de todas esas personas que, al igual que yo, se sienten a veces incomprendidas, ansiosas por ser escuchadas o simplemente quieran sacar provecho de ese gran don humano llamado comunicación, mostrando toda su creatividad y poder de crítica incalculable y juntos aportar nuestro granito de arena, quizá al cabo de los años, el germen de una gran montaña.
Un mundo de "causalidencias"
Quizá muchos de vosotros os hayáis preguntado al ojear mi blog qué quiere decir "causalidencia". La palabra tiene su historia y forma parte de mi día a día, es por esto que quise concederle el honor de ser mi símbolo indentificativo en la gran red.
Hace ya unos cuantos años, en mis primeros pinitos como hispanohablante, entender el "manuelense" no era tarea fácil para todo aquel que me rodeaba. Tendía a inventar palabras y formar nuevas de las ya existentes, así surgió la palabra "casualidencia", una mezcla de "casualidad" y "coincidencia". Me imagino que en esos momentos pensaría ¿por qué usar dos palabras totalmente iguales cuando podemos transformarla en una? y así hice.
Con el paso de los años, una de esas conversaciones intensas entre cervezas que tanto me gustan desembocaron en las caprichosas casualidades de la vida, que aunque no dejan de ser casualidades, parecen tener un objetivo a cumplir, como si quisieran llevarte a un determinado lugar, en el momento adecuado y en muchas ocasiones con la persona perfecta, en definitivas cuentas, parecen tener una causa.
¿Cómo describir esa sensación extraña en la que las coincidencias llegan justo cuando más las esperas, como si estuviesen predestinadas, esperando las condiciones idóneas? En una palabra, "causalidencias".
"En aquella época encontré un extraño refugio. Por casualidad, como suele decirse. Pero esas casualidades no existen. Cuando alguien necesita algo con mucha urgencia y no lo encuentra, no es la casualidad la que se lo proporciona , sino él mismo. El propio deseo y la propia necesidad conducen a ello." Hermann Hesse
Hace ya unos cuantos años, en mis primeros pinitos como hispanohablante, entender el "manuelense" no era tarea fácil para todo aquel que me rodeaba. Tendía a inventar palabras y formar nuevas de las ya existentes, así surgió la palabra "casualidencia", una mezcla de "casualidad" y "coincidencia". Me imagino que en esos momentos pensaría ¿por qué usar dos palabras totalmente iguales cuando podemos transformarla en una? y así hice.
Con el paso de los años, una de esas conversaciones intensas entre cervezas que tanto me gustan desembocaron en las caprichosas casualidades de la vida, que aunque no dejan de ser casualidades, parecen tener un objetivo a cumplir, como si quisieran llevarte a un determinado lugar, en el momento adecuado y en muchas ocasiones con la persona perfecta, en definitivas cuentas, parecen tener una causa.
¿Cómo describir esa sensación extraña en la que las coincidencias llegan justo cuando más las esperas, como si estuviesen predestinadas, esperando las condiciones idóneas? En una palabra, "causalidencias".
"En aquella época encontré un extraño refugio. Por casualidad, como suele decirse. Pero esas casualidades no existen. Cuando alguien necesita algo con mucha urgencia y no lo encuentra, no es la casualidad la que se lo proporciona , sino él mismo. El propio deseo y la propia necesidad conducen a ello." Hermann Hesse
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