Si hay algo que verdaderamente me apasiona, es romper la rutina, cosa que hoy he cumplido adentrándome en el mundo bloguero. Tras varios meses rondándome la idea de crear una pequeña comunidad para canalizar todos mis pensamientos, experiencias y sucesos del día a día, llegué a la conclusión que no había mejor manera que con mi propio blog.
Medio economista frustrado, crítico en el ámbito socio-político e intento de trotamundos, resumen en pocas palabras aquello que me mueve a escribir y compartir cualquier vivencia, análisis personal u opinión que despierte la curiosidad por descubrir un poco más sobre mí, un pequeño hombre insignificante en este inmenso mundo pero con grandes ideas gestándose que espero lleguen a muchos lectores.
¿Y por qué un 16 de abril de 2015 me decidí a abrir este rinconcito en la gran red? La razón principal ha sido una simple charla, corta pero intensa, llena de motivación y fuerza para gritar al universo por qué luchamos y qué queremos conseguir. Y es que la felicidad se resume en esos momentos, en las conversaciones que hacen perder la noción del tiempo y te empujan a seguir un sueño, las canciones que desbordan tu interior de motivación y ganas de plasmar tus sentimientos en el papel, las profundas discusiones entre cervezas de imposibles conclusiones concretas, las reflexiones que nublan la vista y te trasladan a la exclusiva dimensión de la que solo tú tienes la llave, etcétera.
Por ello en mi primer post me gustaría agradecer a Gay de Liébana su pasión transmitida durante uno de esos discursos que sabes de antemano serán difíciles (por no decir imposibles) de olvidar. El gran economista de reconocimiento internacional, tras una visión realista y un tanto pesimista de la situación española actual, no pudo concluir de mejor manera que alentando a la juventud a que alzase la voz ante las injusticias acometidas... ¿y que mejor plataforma que nuestro aliado y a la vez enemigo Internet?
Dicho esto y sin mas rodeos, desearía despertar el interés de todas esas personas que, al igual que yo, se sienten a veces incomprendidas, ansiosas por ser escuchadas o simplemente quieran sacar provecho de ese gran don humano llamado comunicación, mostrando toda su creatividad y poder de crítica incalculable y juntos aportar nuestro granito de arena, quizá al cabo de los años, el germen de una gran montaña.
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